Sinodalidad, una oportunidad para escuchar el llamado de Dios
Los laicos merecen ser escuchados y el papa Francisco está invitando a la iglesia a escuchar sus voces a través del proceso sinodal que está en curso, expresó el cardenal Joseph W. Tobin de Newark, Nueva Jersey, a la audiencia de un seminario web.
“Aquellos de nosotros que hemos estado en las trincheras nos damos cuenta de que la participación de los laicos, que son la mayoría de la iglesia, es crucial”, indicó el cardenal el 22 de noviembre durante el programa en línea organizado por el Centro de Apostolado Católico junto con el Secretariado para Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
“Sin eso, es como tratar de ver la imagen con un ojo cerrado y quizás tres cuartas partes del otro (cerradas)”, acotó.
Otros tres panelistas y un moderador se unieron al cardenal Tobin en el seminario web para analizar el papel de los laicos en el proceso sinodal, que comenzó en octubre. Dicho proceso es la primera etapa en preparación para el Sínodo Mundial de Obispos en octubre de 2023, que discutirá la sinodalidad y el amplio llamado para que todas las voces sean parte del discernimiento del futuro de la iglesia.
La clave, ellos dijeron, es orar y discernir lo que el Espíritu Santo está diciendo en este momento de la historia, escuchándose unos a otros.
La hermana misionera Xavière Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos, describió la sinodalidad como una forma de “ser Iglesia todos juntos”.
“Después del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes en 2018 y el Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía (en 2019), quedó muy claro que la sinodalidad es el camino de la Iglesia hoy para ser fiel a nuestra misión de transmitir la fe”, dijo la hermana Becquart.
Los panelistas hicieron hincapié en que el proceso sinodal destaca el llamado de los bautizados a llevar a cabo la misión de la Iglesia.
El padre dominicano Wayne Cavalier, director del Instituto Congar para el Desarrollo Ministerial en San Antonio, Texas, dijo que el llamado bautismal se extiende más allá de la participación plena en la liturgia, gracias a la adopción de la lengua vernácula en las misas hace casi seis décadas.
Señalando los documentos del Concilio Vaticano II, el padre Cavalier explicó que los laicos son corresponsables de vivir la misión evangelizadora de la Iglesia “en el cuerpo de Cristo a través del poder del Espíritu Santo”.
La sinodalidad, agregó, captura el sentido de caminar juntos hacia el reino de Dios. “Caminamos juntos como una iglesia de peregrinos hacia ese fin”, acotó.
La panelista Kerry Alys Robinson, quien trabaja con Leadership Roundtable (Mesa Redonda de Liderazgo) — una organización que busca impartir la experiencia del laicado en aspectos temporales clave del gobierno de la iglesia — señaló que ve el bautismo como “conferir gracia y responsabilidad”.
El papa Francisco, ella expresó, valora la corresponsabilidad y la diversidad en la vida de la Iglesia.
“En Leadership Roundtable tenemos una expresión: ‘Todos tienen un poco de sabiduría’. Todos somos miopes cuando estamos por nuestra propia cuenta o en nuestros grupos estrictamente definidos, por lo que realmente necesitamos esta diversidad de perspectivas y experiencias para estar mejor informados, ser más saludables, estar completos”, dijo Robinson a la audiencia en línea.
El cardenal Tobin continuó diciendo que el proceso sinodal es una oportunidad para que todas las personas emerjan de esas diversas fuerzas que han “herido” y “amenazado con fragmentar” la iglesia y la sociedad humana en los últimos años.
“Tratar de involucrar a mil millones de personas (católicas) de todo el mundo en esta consulta es abrumador, pero las perspectivas me parecen emocionantes y esperanzadoras”, indicó el cardenal.
Ese proceso que llevó a los participantes a discernir el llamado del Espíritu Santo puede guiar a la Iglesia global mientras recorre el camino del proceso sinodal, dijo la hermana Becquart.
Ella describió brevemente cómo el Concilio Vaticano I en 1869-1870 estableció el principio de que el Espíritu Santo habla primariamente a través del papa y que el Concilio Vaticano II reintrodujo la enseñanza anterior de que el papa no está solo, sino que trabaja en colaboración con los obispos en la enseñanza de la Iglesia.
El papa Francisco está siguiendo la enseñanza de Vaticano II — como se muestra en los recientes sínodos en Roma — manifestando que el líder de la Iglesia “es apoyado por el pueblo de Dios”.
Al describir cómo cada persona debe ser un protagonista en el proceso sinodal, la hermana Becquart exhortó a las personas aprender sobre la sinodalidad, participando y escuchando cómo Dios los está llamando a actuar en el mundo de hoy.
El padre Cavalier sugirió que el papel de protagonista significa que cada persona debe ser un agente en el proceso en lugar de “un receptor pasivo que espera que sucedan las cosas”.
“Es muy importante saber qué está pasando y qué no está pasando en su parroquia, su ministerio, en su decanato o en su diócesis y hacer planes para participar”, explicó.
El proceso sinodal consta de tres fases. La primera fase, que continuará hasta junio, implica reuniones y debates enraizados en la oración en las diócesis. Se pide a cada diócesis que envíe un resumen de las discusiones locales a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Estos resúmenes se sintetizarán en una presentación final, escrita para el Vaticano.
Una vez que el Vaticano reciba los informes sintetizados de las conferencias episcopales de todo el mundo, la Secretaría del Sínodo de los Obispos redactará para el otoño el “instrumentum laboris”, o documento de trabajo, para guiar las asambleas eclesiales continentales o regionales que se llevarán a cabo en marzo 2023.
Esas asambleas producirán otro conjunto de documentos que ayudarán en la redacción de un segundo documento de trabajo para el sínodo en octubre de 2023. Se espera que el sínodo produzca un documento sobre la sinodalidad en toda la iglesia.
Los panelistas enfatizaron que la Iglesia debe ser creativa para encontrar formas de llegar a personas que no se involucren fácilmente en el proceso. No es necesario centrarse solo en reuniones parroquiales formales, dijeron, y sugirieron que el alcance puede incluir conversaciones individuales, discusiones en grupos pequeños, y visitas a centros de enfermería, prisiones, y refugios para personas sin hogar.
“Estamos en una etapa en la que entendemos más que la voz de todos importa”, dijo la hermana Becquart. “Y el trabajo del pastor debe hacerse a través de la escucha porque el Espíritu Santo está hablando a través de cada uno”.