Cardenal Tobin: Habemus Papam! ¡Tenemos Papa!

Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo,

Las últimas semanas han sido una montaña rusa de emociones para mí personalmente y para todos nosotros en la Iglesia Universal. Este tumultuoso viaje comenzó con el dolor por la pérdida de nuestro amado Papa Francisco. El día en que vi por primera vez su cuerpo en la Basílica de San Pedro fue un shock tremendo. Sentí que había perdido mi estrella polar y mi sentido de la orientación se había perdido por completo. Entonces, recordé las propias palabras de nuestro difunto Santo Padre pronunciadas apenas unos días antes, el Domingo de Pascua:

La resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza; a partir de este acontecimiento, esperar ya no es una ilusión. No; gracias a Cristo crucificado y resucitado, la esperanza no defrauda. ¡Spes non confundit (cf. Rm 5,5)! Y no es una esperanza evasiva, sino comprometida; no es alienante, sino que nos responsabiliza.

 La esperanza se convirtió en mi emoción dominante, no eliminando mi sentimiento de dolor, sino situándolo en su contexto adecuado. “Gracias a Cristo”, nos recordó el Papa Francisco, “la esperanza no defrauda”. Debido a la muerte y resurrección de nuestro Redentor, la esperanza es un desafío que podemos aceptar con confianza en la gracia del Espíritu Santo.

Esta confianza me permitió superar mis temores y cumplir con mi sagrada responsabilidad como cardenal electo con la firme convicción de que el Espíritu Santo guía a nuestra Iglesia, ayudándonos a discernir la voluntad de Dios para el presente y el futuro.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Tobin.

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