María es fuente de consuelo y esperanza

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

Hace dos años, cuando el mundo entero estaba atrapado en las garras de la pandemia de COVID-19, y millones de personas en todo el mundo se vieron afectadas por dificultades físicas, espirituales, económicas y psicológicas, incluidas enfermedades graves y muerte, comencé a implorar a la Santísima Virgen María, Salud de los Enfermos, diariamente por su intercesión y ayuda.

A través de los tiempos, los cristianos se han encomendado a María en tiempos de guerra, epidemias y hambre. En tiempos turbulentos como estos, ella es un refugio seguro, una fuente de consuelo y esperanza. Cuando buscamos urgentemente su intercesión y ayuda, ella nunca deja de responder. Ahora que una vez más somos testigos de los horrores de la agresión injusta y la violencia sin sentido en Ucrania y otras regiones del mundo, quiero renovar mi ruego a la Reina de la Paz, nuestra tierna y compasiva Madre María, para que nos ayude y traiga esperanza.

Mi orden religiosa, la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas) mantiene una devoción particular a María bajo el título Mater de Perpetuo Succursu (Madre del Perpetuo Socorro). Como guardianes del icono Bizantino del siglo XV que lleva este santo nombre, por más de 150 años, mi comunidad ha promovido la devoción a nuestra Señora del Perpetuo Socorro como un medio de ayudar a las personas de todas las regiones del mundo a acercarse más a María, Madre de Dios y nuestra madre.

El Papa Francisco ha dicho con frecuencia que su imagen favorita para la Iglesia es su maternidad. “La Iglesia es femenina”, dice el Papa Francisco. “Ella es una madre”. Por supuesto, María es el modelo, la inspiración para la maternidad de la Iglesia y para todo lo que es sagrado, compasivo y amoroso en la vida y el ministerio de la Iglesia. Cuando la influencia de María falta o es débil, la Iglesia ya no actúa como una madre amorosa.

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