Los ex reclusos merecen segunda oportunidad, dicen los fieles
Los que salen de la prisión se enfrentan a la dificultad para conseguir trabajo y, esto significa también una barrera a su dignidad, dicen los defensores públicos.
“El trabajo es muy importante para el alma de una persona”, dijo el Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R., Arzobispo de Newark, como panelista durante la conferencia anual de New Jersey Reentry Corporation, Capacitación para la Dignidad del Trabajo, celebrada a principios de abril.
Los panelistas, que incluyeron fieles, funcionarios estatales y locales, abogados, un juez y ex reclusos, discutieron cómo el programa de reingreso les brinda a los ex reclusos una segunda oportunidad, permitiéndoles dejar atrás la prisión.
New Jersey Reentry Corporation (NJRC) brinda a los participantes las herramientas necesarias para tener éxito cuando regresan de la prisión, la cárcel, el tratamiento de adicciones o el combate. En los centros, ubicados en Kearny, Jersey City, Hackensack, Newark y Paterson, los participantes cuentan con el apoyo de equipos profesionales que implementan planes de carreras a corto y largo plazo. A los participantes se les ofrece capacitación en 16 áreas, desde construcción y artes culinarias hasta flebotomía y plomería. Los participantes reciben credenciales reconocidas por la industria para reingresar a la fuerza laboral.
El Cardenal Tobin ha tenido debilidad por este programa durante años. En octubre de 2020, durante la pandemia, el Cardenal y otros líderes religiosos de todo New Jersey se reunieron en la Catedral Basílica del Sagrado Corazón en Newark para ayudar al NJRC a lanzar una campaña de recolección de kits de supervivencia de emergencia para los ex encarcelados. En ese momento, el Cardenal Tobin dijo que estaba feliz de apoyar un proyecto que trata sobre la “dignidad de los seres humanos en una etapa de transición muy delicada”.
El Gobernador Phil Murphy, en un discurso introductorio filmado que se mostró en la conferencia, dijo que NJRC beneficia no solo al participante sino también a la familia y la comunidad.
“El empleo da un sentido de propósito y dignidad”, dijo Murphy, y agregó que 4000 personas han recibido capacitación desde su puesta en marcha.
El ex Gobernador Jim McGreevey, presidente del NJRC, dijo que el programa les devuelve a los participantes un “sentido de independencia” después de que se les haya dicho qué hacer, cuándo comer y cuándo dormir durante tanto tiempo.
Actualmente el promedio nacional para la colocación laboral de reingreso es solo del 37%, mientras que la tasa de éxito en NJRC es del 92%, dijo.
Pero para los hombres que han pasado por la capacitación para recibir licencia y credenciales, constituye más que un empleo: obtuvieron una carrera a través del programa de capacitación.
Cándido Ortiz pasó de cumplir 28 años en una prisión federal a ser contribuyente y empleador. Después de pasar por el programa, ahora es dueño de un restaurante en Jersey City.
Dice que se siente “bendecido” y que sin la ayuda que ofrece NJRC, los ex reclusos podrían terminar nuevamente en prisión.
Anthony DiFrisco, quien cumplió 33 años de prisión, dijo que no fue fácil encontrar trabajo después de su puesta en libertad. Pero después de pasar por el programa y conseguir un trabajo, dice que ese trabajo significa la libertad para él.
“Si no vamos a tomarnos en serio ayudar a las personas a reinsertarse en la sociedad para que tengan dignidad, tengan un propósito, tengan un trabajo, entonces estaremos en este ciclo interminable de reincidencia”, dijo el panelista Senador Mike Testa (D-1).
McGreevey preguntó cómo apelar a las personas de fe “para convertir los corazones a esta causa”.
La Reverenda LaKeesha Walrond, Ph.D., presidenta del Seminario Teológico de Nueva York, dijo que muchas de las personas que son idealizadas e incluso adoradas eran parte del sistema. Moisés y David fueron asesinos, e incluso Jesús fue declarado culpable y sentenciado a muerte por crucifixión, dijo.
“Podemos ablandar nuestros corazones un poco y reconocer que ninguno de nosotros es perfecto, que todas las personas merecen una segunda oportunidad”, dijo la Reverenda Walrond. “Primer paso, detener el juicio. A veces, la única diferencia entre nosotros y ellos es que no nos atraparon”.
Cada año, hasta 15 estudiantes que actualmente están encarcelados en el estado de Nueva York se inscriben en la Maestría en Estudios Profesionales (MPS) acreditado por el Seminario Teológico de Nueva York que se ofrece dentro del Centro Correccional de Sing Sing en Ossining, N.Y. La Reverenda Walrond dijo que el programa ha graduado a 532 hombres con una tasa de reincidencia inferior al 5% durante la última década. El programa se ha ampliado este año para incluir a mujeres del Centro Correccional de Bedford Hills en Nueva York, dijo.
El Cardenal Tobin dijo que los sistemas pueden quitarles la cara a las personas y reducirlas a estadísticas o algo peor: estereotipos o caricaturas.
“Lo que creo que funciona mejor es el contacto personal, de uno a uno o el contacto en grupos pequeños. Los ves como seres humanos, escuchas sus historias y reconoces la humanidad de esa persona”, dijo el Cardenal Tobin. “En este país hay un esfuerzo constante por quitarle la cara a la gente. Depende de nosotros restaurarlos”.
Ron Slaughter, párroco de Saint James A.M.E. Church en Newark, dijo: “La dignidad se restaura cuando la persona tiene la oportunidad de mantener a su familia. La misión de la Iglesia es ayudar a aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos”.
Para obtener más información sobre la Corporación de Reingreso de New Jersey NJRC, visite: www.njreentry.org.
Imagen de portada: el Cardenal Tobin, junto con otros líderes de la iglesia, en un panel en la conferencia anual de New Jersey Reentry Corporation, Capacitación para la dignidad del trabajo, celebrada a principios de abril.
