Todos somos discípulos misioneros en salida

“Una reunión del Pueblo de Dios… una asamblea eclesial que no sea una élite, separada del santo pueblo fiel de Dios.” Así la definía el Papa Francisco en el anuncio de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe el pasado 24 de enero.
La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) –reunida el año pasado en Honduras– presentó la iniciativa de hacer una conferencia general que diera continuidad a las anteriores. Es decir, una reunión de obispos de los distintos países de la América Latina, al estilo de las grandes reuniones históricas como Puebla, Medellín, Santo Domingo, o la última en Aparecida (Brasil) en 2007.

El Papa Francisco recibió con gusto la pelota que le pasaron los obispos latinoamericanos y la lanzó adelante con una fuerza que ellos ni en sueños habían esperado. Él, socio por años del Club San Lorenzo, el equipo argentino que nació en un patio salesiano, conoce mucho de fútbol.

Francisco les propuso un desafío mayor, más en consonancia con su línea pastoral: que no sólo participaran los obispos, como en las anteriores asambleas, sino que estuvieran presentes laicos y laicas, religiosas y religiosos, diáconos, seminaristas, sacerdotes, obispos, cardenales y personas de buena voluntad. No deja de llamar la atención el orden que utiliza el Papa. Les propone una reunión de todo el Pueblo de Dios, de manera sinodal. Porque, como afirmaba el documento de Aparecida, “todos somos discípulos misioneros”, porque, como bautizados, todos somos protagonistas de la misión común.

Y ese será el tema de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe: “Todos somos discípulos misioneros en salida”.

Ya el V Encuentro Nacional Hispano se hizo eco de estas palabras que el Papa Francisco repetía en La Alegria del Evangelio y nos invitaba a que nuestras comunidades fueran de puertas abiertas para recibir y puertas abiertas para salir al encuentro de nuestros hermanos, que son todos. Invitación a no quedarnos encerrados, a salir sin miedo y con alegría a comunicar la Buena Nueva.

La Asamblea Eclesial, en un proceso de todo el año, tendrá su culmen del 21 al 28 de noviembre en la Ciudad de México, a los pies de la Patrona de América, Nuestra Señora de Guadalupe.

La participación a este nivel de todos los bautizados es sin duda un momento histórico, no solo para la Iglesia del Continente, sino para la Iglesia Universal.

Nos unimos con alegría a este gran momento de la Iglesia en Latinoamérica que nos recuerda a todos nuestro deber como bautizados de ser, como dice el obispo brasileño Mons. Walmor Oliveira, “más misioneros, cultivando la cercanía que este tiempo exige, siendo una presencia transformadora en la vida de las personas”.

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