El cardenal Tobin presenta el ‘sínodo sobre sinodalidad’ a los fieles de la Arquidiócesis en una nueva carta
AL PUEBLO DE DIOS EN LA ARQUIDIÓCESIS DE NEWARK
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
¡Gracia y paz a ustedes de parte de Dios Padre, y de nuestro Señor Jesucristo!
El pasado fin de semana, el Papa Francisco inauguró el “sínodo sobre sinodalidad”, que
durará dos años. Será un llamado a todos los miembros de la Iglesia Católica en el mundo
entero a iniciar un proceso de escucha al Espíritu Santo y entre sí para discernir el camino
que deben hacer juntos. El Papa Francisco celebró ayer la Eucaristía en la Plaza de San
Pedro como primer acto solemne del Sínodo. El próximo domingo, 17 de octubre, en todo el
mundo los obispos celebrarán la apertura del proceso sinodal en sus respectivas diócesis.
Ese día, presidiré la Eucaristía en la Catedral Basílica del Sagrado Corazón y me encantaría
que ustedes se unieran a nosotros.
La palabra “sínodo” tiene sus orígenes en los primeros siglos de la Iglesia. Formadas por
dos palabras griegas que significan el “mismo camino”, sínodo y sinodalidad son
expresiones del misterio fundamental de la Iglesia: personas provenientes de todos los
rincones de la tierra que se reúnen para ser “una raza elegida, un reino de sacerdotes, una
nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los
ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2,9).
Si bien el Sínodo de los Obispos ha sido hasta ahora una reunión de obispos con y bajo la
autoridad del Papa, la Iglesia se da cuenta cada vez más de que la sinodalidad es el camino a
seguir por todo el Pueblo de Dios. Eso significa tomar decisiones pastorales “que reflejen la
voluntad de Dios lo más fielmente posible, basándolas en la voz viva del Pueblo de Dios”.
El presente sínodo se desarrollará en tres etapas. Desde ahora hasta el próximo mes de
abril, se espera que todas las diócesis del mundo dediquen un tiempo especial a la oración,
la escucha, el diálogo y a hacer recomendaciones. Después de abril, este diálogo continuará
a nivel nacional y continental. Finalmente, en octubre de 2023 obispos y otras personas se
reunirán en Roma con el Santo Padre para trazar el futuro de nuestra Iglesia.
¿Quién puede participar en este sínodo? ¿Solamente el clero? No. Todos los bautizados
estamos invitados. El Papa Francisco no cesa de recordarnos que la participación de todos
debe ser un compromiso innegable de toda la Iglesia.
La Hermana Donna Ciangio, OP, Canciller de la Arquidiócesis, y el Padre Bismarck Chau,
Rector de la Catedral Basílica del Sagrado Corazón, aceptaron ser los coordinadores del
proceso sinodal en nuestra Arquidiócesis. Junto con su equipo, se asegurarán de que cada
parroquia pueda participar en este importante momento en la historia de la Iglesia. Pero
también se preocuparán de que sean escuchadas las voces de la “periferia”, unas voces que
con frecuencia pasan desapercibidas en nuestras conversaciones. El Espíritu Santo se está
moviendo por toda la Iglesia y necesitamos escuchar su voz.
Como resultado de la consulta diocesana, se redactará un informe que recoja nuestras
voces. Pero lo más importante no será contestar un cuestionario o asistir a una reunión,
sino vivir la sinodalidad, es decir, experimentar la Iglesia como un camino con los demás.
Todos, como peregrinos, hemos recibido una llamada y unos dones del Espíritu Santo para
el bien de la Iglesia. A través de este tiempo de gracia, el Espíritu Santo enriquecerá el
magnífico mosaico que es el Pueblo de Dios, convirtiéndonos en un don para la vida del
mundo.
Comencemos este tiempo de oración y de escucha. Un tiempo en el que todos, obispos,
sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y laicos, trataremos de dar respuesta a dos
preguntas fundamentales: ¿Cómo estamos viviendo este “caminar juntos” en nuestra
Arquidiócesis y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer?
Sinceramente suyo en Cristo Redentor,
Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Arzobispo de Newark