Comienza un nuevo Programa de Formación en español
Llegaron de los cuatro condados de nuestra Arquidiócesis de Newark para comenzar, con un día de retiro, el nuevo Programa de Formación Pastoral organizado por nuestra Arquidiócesis de Newark. Cien hombres y mujeres, muchos de ellos catequistas o que ejercen algún ministerio, representantes de más de cuarenta parroquias.
Contar con mayores oportunidades de formación en la fe ha sido una petición expresada insistentemente por la comunidad hispana a lo largo de los procesos vividos en los últimos años, tanto en el proceso del Quinto Encuentro como en el proceso del Sínodo.
Antes de comenzar este nuevo programa necesitaban tener un día de oración y de reflexión para poner en perspectiva esta nueva etapa. Con la pregunta “¿A qué me llamas, Señor?” meditaron, ayudados por las palabras del Papa Francisco, en la llamada que todos, como bautizados, tenemos a ser santos. Tal vez “santos de la puerta de al lado”, como él los llama. Porque hay mucha santidad a nuestro alrededor, aunque lo malo tenga mayor prensa.
Conscientes de haber recibido el legado de la fe de aquellos testigos que nos precedieron, meditaron en cómo responder de manera personal a la llamada que el Señor nos hace a construir comunidades acogedoras y misioneras, con la vista puesta en el servicio a los que más lo necesitan, los favoritos de Dios. “Somos sus testigos”. Nuestra fe vivida es la mejor manera de llegar a los demás ahora y de transmitírsela a las generaciones venideras.
El marco del retiro no podía ser mejor, ni tampoco la acogida brindada por las Hermanas Salesianas en North Haledon. La capilla del colegio escuchó sus voces y fue testigo de silencios renovadores. La sombra de los árboles o los bancos alrededor de la imagen de María Auxiliadora fueron un buen lugar para el diálogo con el Señor. Aire fresco para el espíritu. Momentos de silencio en medio de una vida que parece no dejarnos respiro.
Un comienzo excelente para un programa de formación que tanto ha solicitado la comunidad hispana. Y, de colofón, la Eucaristía presidida por Mons. Manuel Cruz, con una homilía profunda con palabras sencillas, siempre optimista, siempre mariana. Un día de gracia que recordarán.
El lunes pasado comenzaron las clases. El auditorio del Centro Pastoral estaba a rebosar. Sobre la mesa, junto a la biblia, la guía amplia preparada por el profesor. Porque este primer curso sobre el Antiguo Testamento, igual que los que sigan, conlleva estudio y trabajo. Eso sí, con alegría y humor, porque con esa salsa cae mejor el plato principal. Lo sabe muy bien el P. Robinson González, que envuelve en el humor reflexiones que provocan deseos de profundizar en el conocimiento de la Palabra que lleva al amor.
Después de la experiencia del retiro inicial y de la primera clase, este grupo de hombres y mujeres, representantes de diferentes comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis, están llenos de entusiasmo para emprender este camino de dos años de formación.
Y, entre nosotros, la ilusión y el agradecimiento al Señor por poder ver el comienzo de un servicio a nuestra comunidad hispana soñado durante mucho tiempo. Por eso le damos gracias a Dios.
