Todos celebramos la Semana Santa
A lo largo de nuestra arquidiócesis se ha puesto a prueba la creatividad del clero y los laicos para acondicionar amplias áreas y acoger a los fieles que visitan hoy más que en otras épocas la iglesia.
Salas, gimnasios, teatros y capillas se han arreglado para seguir las recomendaciones de las autoridades eclesiales y sanitarias, y con esto garantizar la salud y también el regreso seguro a los servicios litúrgicos que por la Semana Santa son diversos y muy concurridos.
Con el Domingo de Ramos damos inicio a la semana en la que re-editamos la historia de la Redención. Con palmas y al canto de ¡Hosanna!, ¡Hosanna! hemos recordado la entrada de Jesús a Jerusalén. No hubo la tradicional procesión de las palmas pero cada fiel pudo encontrar un ramo o una cruz de bambú que fue bendecida. En la homilía nos recordarían que esta palma no es un amuleto y mucho menos nos libra de males y de virus; más bien es el recuerdo del gran amor que nos demuestra Jesús.
El Triduo Pascual nos llevará por esos momentos que son importantísimos en nuestra fe, como la Última Cena. En tiempo de pandemia no tenemos el lavatorio de los pies pero sin duda alguna recordamos la instauración de la Eucaristía y del sacerdocio.
Las multitudinarias procesiones de Viernes Santo se han cambiado por la puesta en escena, con poca audiencia presente, de la pasión y muerte de Jesús en la cruz que varias iglesias la trasmiten virtualmente. Día de recogimiento y oración que con devoción seguimos.
Se debe mencionar que el sermón de las Siete Palabras también se ha programado bajo las normas y protocolos que nos guían.
La Cruz es la que atrae la mirada de todos este Viernes Santo. Ojalá que al llevarla en el pecho o colgarla en casa, la recordemos como el símbolo del triunfo de Jesús sobre la muerte. Sus últimas palabras en la cruz nos siguen invitando al perdón y a tener una fe infinita en el Padre.
Esperamos que los catecúmenos reciban sus sacramentos en la Vigilia Pascual y que junto a ellos cantemos con alegría la Resurrección toda la Pascua.
Estamos seguros de que siguiendo las normas y sugerencias podremos festejar no solo el Domingo la Pascua de Resurrección, sino también celebraremos que el amor del Padre es el mismo amor que resucitó a Jesús y que nunca lo abandonó.