Como cada año, nos volvemos a encontrar
Hace poco más de un año –el último sábado del mes de febrero– acudía a la Universidad de Seton Hall un grupo muy numeroso de hombres. Llegaban de todos los puntos de la Arquidiócesis. Bastantes más de mil. Como cada año, respondían al llamado recibido para pasar un día de crecimiento espiritual.
El gran salón del Centro Estudiantil de la universidad se llenó desde muy temprano en la mañana de unos quinientos hombres hispanos. Era un día para ellos. Las mujeres tendrían el suyo al sábado siguiente. Y, mientras otros tantos se reunían en el gimnasio grande para su programa en inglés, nuestra música alegre daba la bienvenida a hombres jóvenes y no tan jóvenes. Algunos, de los que usan a diario traje y corbata. Otros, de los que se ganan el pan con las manos en la tierra o entre la grasa de los motores. Muchos de ellos con los rostros curtidos por el sol.
Un equipo de voluntarios –¿qué haríamos sin los voluntarios?– los recibía con alegría. Saludos y abrazos a los que se conocían, contentos todos de estar juntos. Y un deseo de encuentro con el Señor. Levantaron las manos para alabar, para suplicar al tiempo que entraban en el tema del día: “Sal al encuentro de tu hermano”, un tema muy en consonancia con el V Encuentro.
Y hubo momentos para todo: para la oración en silencio y para la canción animada, para la reflexión inspirada por las palabras de los presentadores y para hincarse de rodillas delante del Santísimo Sacramento. Y, naturalmente, para el cafecito de la mañana y para el almuerzo, que siempre saben mejor en compañía de otros.
Y, al final de día, la celebración eucarística junto con los hermanos de habla inglesa presidida por nuestro Arzobispo, el Cardenal Tobin. ¡Un día completo!
Y nos dijimos adiós, “hasta el año que viene”.
No sabíamos entonces que en muy pocas semanas íbamos a estar confinados por unas circunstancias que nos superan a todos, que nos aguardaba una larga espera y que por un tiempo nuestras casas iban a ser de verdad nuestras iglesias domésticas.
Todavía no están las cosas para podernos reunir en un salón como en años anteriores, pero este año nos ha enseñado a ser creativos y a utilizar unos medios que antes nos eran poco familiares. Nos hemos mantenido en contacto. Hemos celebrado la Eucaristía cada domingo, muchas veces en el marco de nuestro hogar. Hemos rezado con otras personas, hemos asistido a cursos de formación. Todo de manera virtual. Asomándonos a una pantalla más o menos grande.
Y aquí llega nuestra invitación, porque este año continuaremos con nuestra cita anual. Volveremos a unirnos a nuestros hermanos y hermanas para este día de crecimiento espiritual. Los hombres en un fin de semana: viernes 14 y sábado 15 de mayo de 7 a 9 de la noche. Con horario fácil para todos los trabajadores. Las mujeres el sábado siguiente comenzando a las 9 de la mañana.
Cada grupo con su tema, pero con un elenco de presentadores sumamente bueno.
Les invitamos a todos a asistir. Les decimos que no se lo pierdan porque los dos programas van a ser extraordinarios. El tema de los hombres será “Vuelve a la casa del Padre”; el de las mujeres, “Mujer no temas; Dios camina contigo”.
Les pedimos que se inscriban con anterioridad. Es gratuito y todos pueden asistir, desde la comodidad de sus hogares, desde un salón parroquial o con algunos amigos. Como deseen.
Los hombres que deseen inscribirse pueden ir al siguiente enlace.
Las mujeres que deseen inscribirse pueden ir al siguiente enlace.