Aparta la mirada de la pantalla y presta atención a tu corazón, dice el Papa

CIUDAD DEL VATICANO — Al igual que reponer el aceite que alimenta una lámpara, los cristianos deben alimentar su vida interior prestando atención a los movimientos de su corazón, dijo el Papa Francisco.

“Tantas veces estamos muy atentos a las apariencias, lo que nos importa es cuidar bien nuestra imagen”, dijo a unas 20.000 personas reunidas el 12 de noviembre para rezar el Ángelus con él en la Plaza de San Pedro. “Pero Jesús dice que la sabiduría de la vida está en otra dimensión: en cuidar lo que no se ve, pero que es más importante, cuidar el corazón, el cuidado de la vida interior”.

“Esto significa saber detenerse para escuchar el corazón, atender los pensamientos y los sentimientos”, dijo. “Sabiduría significa saber dar espacio al silencio, para ser capaces de escucharnos a nosotros mismos y a los demás. Significa saber renunciar al tiempo pasado delante de la pantalla del teléfono para mirar la luz en los ojos de los demás, en el propio corazón, en la mirada de Dios hacia nosotros”.

Reflexionando sobre la lectura del Evangelio de San Mateo, en la que Jesús comparte la parábola de 10 vírgenes que esperan al novio — cinco de ellas trajeron aceite extra para sus lámparas y cinco no lo hicieron –, el Papa dijo que la diferencia entre los dos grupos de la parábola estaba en la preparación del aceite “que no llama la atención”, sin el cual sus lámparas no tienen luz.

El Papa Francisco dijo que el Evangelio “nos da el consejo adecuado para no descuidar el aceite de la vida interior”, o el “aceite del alma”, que requiere estar preparado.

“La vida interior no se improvisa”, dijo. “No es una cuestión de un momento, de vez en cuando, de una vez para siempre; la vida interior hay que prepararla dedicando un poco de tiempo cada día, con constancia, como se hace para cada cosa importante”.

El Papa instó a los cristianos a reflexionar sobre para qué se están preparando en este momento de su vida. “Quizá estoy intentando ahorrar algo, estoy pensando en una casa o en un coche nuevo, en proyectos concretos”, dijo.

“Son cosas buenas, no son cosas feas. Pero, ¿estoy pensando también en dedicar tiempo al cuidado del corazón, a la oración, al servicio a los demás, al Señor que es la meta de la vida?”, preguntó. “En definitiva, ¿cómo está el aceite de mi alma?”.

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