Somos Sus Testigos
Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo,
El 6 de enero de 2025, en el octavo aniversario de mi instalación como arzobispo de Newark, publiqué una carta pastoral titulada Somos Sus Testigos. Esta carta, que está dirigida a todo el Pueblo de Dios aquí en el norte de Nueva Jersey, ofrece algunas reflexiones sobre los temas de la “conversión pastoral” y el “discipulado misionero” que nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos ha llamado a considerar en oración desde que comenzó su ministerio como sucesor de San Pedro hace más de once años.
Estas son algunas de mis reflexiones en Somos Sus Testigos:
• ¿Cuál es este “camino” de conversión pastoral y discipulado misionero que estamos llamados a seguir como Pueblo de Dios aquí en el norte de Nueva Jersey? Jesús nos dice que Él mismo es el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6). Nos invita a arrepentirnos, a cambiar nuestra forma de vivir y a seguirlo. Además, nos invita a ser Sus testigos y a compartir Su amor y Su verdad con todos los que encontramos.
• La conversión pastoral no requiere nada más ni menos que nuestra disposición a estar abiertos a lo que la Palabra de Dios nos está diciendo y a escucharnos unos a otros. Mientras viajamos juntos como hijas e hijos de Dios Padre y como hermanas y hermanos en Cristo, unidos en el Espíritu Santo, estamos desafiados a ser agentes de crecimiento y cambio en nuestro mundo. No debemos tener miedo de dejar las comodidades del hogar, o de arriesgarnos a aventurarnos en el mundo, porque no estamos solos. El Espíritu de Dios nos guía, y estamos acompañados por María y todos los santos que caminan junto a nosotros mientras seguimos los pasos de Jesús.
• El Documento Final, Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación, Misión, que fue aprobado por el Santo Padre al concluir el Sínodo en Roma el pasado octubre, hace esta poderosa observación:
La Iglesia existe para testimoniar al mundo el acontecimiento decisivo de la historia: la Resurrección de Jesús. El Cristo Resucitado trae la paz al mundo y nos da el don de su Espíritu. El Cristo vivo es la fuente de la verdadera libertad, el fundamento de la esperanza que no defrauda, la revelación del verdadero rostro de Dios y del destino último del hombre (#14).
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