Antes del retiro de los delegados sinodales, el Papa reza para que la escucha prevalezca en lugar de la polarización

CIUDAD DEL VATICANO — En la víspera de un retiro espiritual de tres días para los participantes en la asamblea del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco rezó para que los miembros de la Iglesia puedan abrazar el silencio para escuchar la voz de Dios y de los demás.

“El silencio, en la comunidad eclesial, hace posible la comunicación fraterna, en la que el Espíritu Santo armoniza los puntos de vista”, dijo el Papa a los miembros del Sínodo, a los líderes cristianos y a los jóvenes en la Plaza de San Pedro el 30 de septiembre. “Ser sinodales es acogernos así, unos a otros, con la convicción de que todos tenemos algo que testimoniar y aprender, poniéndonos juntos a la escucha del ‘espíritu de la verdad’ para conocer lo que Él ‘dice a las Iglesias’”.

Los participantes en el Sínodo tenían previsto pasar tres días juntos en un retiro espiritual a las afueras de Roma antes de que la asamblea sinodal se inaugurara formalmente el 4 de octubre.

Sentado ante la cruz de San Damián, frente a la cual San Francisco de Asís dijo que escuchó a Jesús decirle “reconstruye mi iglesia”, el Papa Francisco rezó para que “el sínodo sea ‘kairós’ (momento) de fraternidad, un lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones”.

Junto al Papa Francisco estaban los líderes de 12 iglesias y comunidades cristianas, entre ellos el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla, el Arzobispo Anglicano Justin Welby de Canterbury, el Patriarca Ortodoxo Siríaco Ignacio Aphrem II y la Rev. Anne Burghardt, secretaria general de la Federación Luterana Mundial. Unos 4.700 jóvenes de 51 países y pertenecientes a distintas tradiciones cristianas también estuvieron presentes en la plaza, según la Comunidad ecuménica de Taizé, organizadora del acto. Según el Vaticano, asistieron unos 18.000 en total.

Muchos de los jóvenes participantes en la vigilia de oración completaron una peregrinación por Roma, caminando hasta la Plaza de San Pedro después de un tiempo de alabanza y adoración en la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral de la Diócesis de Roma, al otro lado de la ciudad.

El Papa Francisco dijo al grupo que al igual que el silencio es necesario para escuchar las diferentes perspectivas que existen dentro de la Iglesia Católica, “el silencio es esencial en el camino de la unidad de los cristianos”.

El silencio “es fundamental para la oración, de la que parte el ecumenismo y sin la cual es estéril”, dijo. “Cuanto más nos dirigimos juntos al Señor en la oración, más experimentamos que es Él quien nos purifica y nos une más allá de las diferencias”.

Para poner en práctica el mensaje de la vigilia, se guardaron ocho minutos de silencio en la plaza, decorada con flores holandesas. Previamente, el Papa Francisco había creado 21 nuevos cardenales en un consistorio celebrado en la plaza.


El Papa señaló que el silencio que cayó sobre la plaza “no ha sido vacío, sino un momento lleno de espera y de disponibilidad”.

“En un mundo lleno de ruido ya no estamos acostumbrados al silencio, es más, a veces nos cuesta soportarlo, porque nos pone delante de Dios y de nosotros mismos”, dijo. “Sin embargo, esto constituye la base de la palabra y de la vida”.

Antes de la vigilia, jóvenes de Líbano, Indonesia y Eslovenia compartieron sus experiencias de participación en el camino sinodal de la Iglesia católica. Tilen, de Eslovenia, compartió que le impresionó cómo una sola pregunta podía iniciar una “serie de toda una noche de escuchar, discrepar, crecer, y ver cómo tomarnos el tiempo para escucharnos unos a otros nos ayudaba a profundizar”.

Niños ucranianos vestidos con trajes tradicionales y músicos nigerianos actuaron antes de la vigilia, que estuvo acompañada por música de la Comunidad de Taizé.

Acompañado en el centro del escenario por los demás líderes eclesiásticos, el Papa Francisco dio cierre a la vigilia de oración rezando para que el Espíritu Santo llene a los participantes en el sínodo de “sabiduría y valentía para ser servidores de la comunión y audaces testigos de tu perdón en el mundo de hoy”.

Por Justin McLellan, Catholic News Service.

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