Conversación y oración camino a la escuela

Hoy en día, estamos rodeados de constante ruido y distracciones. En casa siempre estamos conectados a los medios como los teléfonos inteligentes, computador, la televisión y tabletas. En el carro, también estamos saturados por el ruido y programas de radio con comentarios frecuentemente inapropiados para los oídos de nuestros niños.

¿Cómo traer un poco de paz a nuestras vidas y compartir más tiempo con nuestros hijos?

Quisiera compartir algunas de las rutinas que nos pueden ayudar con nuestros hijos al terminar las vacaciones y regresar a la escuela. Cuando mis siete hijos eran más pequeños, me tocaba llevarlos a la escuela, que estaba a 20 minutos de casa. Ese tiempo se convirtió en un momento muy especial para nosotros.

Normalmente cuando estaba solo en el carro tenía la radio puesta y escuchaba algún libro en audio, música religiosa o las noticias, pero cuando estaba con mis hijos, apagaba la radio y disfrutábamos de un momento de conversaciones. Primero, les preguntaba qué estaban haciendo en la escuela, que me contaran una cosa que habían aprendido esa semana, y qué proyectos tenían.

Cuando ya estábamos a mitad de camino, hacíamos la oración de la mañana y cada día nos turnábamos con mis niños quién dirigiría la oración.

Comenzábamos con la señal de la cruz y luego cada uno daba gracias a Dios por algo o alguien en nuestras vidas. Después cada uno ofrecía una intención pidiendo por algo o por alguien. Finalmente, concluíamos con la oración del Padre Nuestro, tres Ave Marías y terminábamos con el Gloria.

A través de las oraciones podía observar lo que había en sus corazones y en sus mentes. Me daba mucha alegría ver cómo eran de sensibles, cómo se preocupaban por sus compañeritos y frecuentemente, ponían a ellos junto a sus padres y hermanos en sus oraciones.

También me alegraba ver que eran muy agradecidos y sencillos con un corazón dispuesto a ayudar a los demás.

Para nosotros como padres es importante poder tener esas conversaciones para saber qué es lo que está pasando en sus vidas y también que ellos se sientan apoyados y sepan cuán importantes son en nuestras vidas.

Veamos ahora algunos consejos prácticos para que todos se sientan apoyados al regresar a la escuela:

–Establezcan una rutina diaria incluyendo horarios de despertar, estudio, comidas, actividades de artes, deportes, tiempo libre y un tiempo de oración en familia. Podría ayudar tener un calendario de actividades en un lugar visible. Parte de esa rutina puede incluir dejar todo organizado por las noches como uniformes, útiles escolares, y la merienda para evitar preocupaciones y andar corriendo en las mañanas.

–Mantengan una comunicación activa: Habla con tus hijos sobre sus expectativas y preocupaciones. Siéntate con ellos y pregúntales cada día como les fue en la escuela. Escúchalos atentamente para que puedan sentirse comprendidos y apoyados.

–Mantén una alimentación saludable: En nuestro hogar tenemos varios de nuestros hijos con enfermedades autoinmunes hereditarias. El eliminar las sodas, alimentos con alto contenido de químicos, preservativos, y limitar los dulces ha contribuido a mejorar considerablemente la salud de nuestros hijos.

–Tengan un lugar tranquilo de estudio libre de ruidos y distracciones.

–Busquen que sus hijos participen de por lo menos una actividad extracurricular que les interese como arte, teatro, o deportes para complementar su educación y desarrollar sus talentos. En nuestro hogar, la mayoría de nuestros hijos han aprendido algún instrumento y muchos han jugado soccer.

–Limiten el uso de dispositivos electrónicos y la televisión a no más de 2 horas diarias y asegúrate de que no interfieran con sus responsabilidades escolares. Una buena práctica sería poner el teléfono en otro cuarto y apagar las notificaciones durante las tareas y el tiempo de la cena familiar.

–Oren en familia: Me encanta la frase del padre Patrick Peyton: “La familia que reza unida, permanece unida”. Hoy más que nunca es importante recuperar ese tiempo de la cena familiar, y comenzar con una oración, dando gracias a Dios por las bendiciones y pidiendo juntos por nuestras necesidades. También buscar un momento para rezar el rosario por las noches o por lo menos algunas veces durante la semana.

En nuestro hogar muchos tenemos la práctica de visitar la capilla y pasar tiempo en adoración al Santísimo. Mi hija Emily (ahora Sister Juan María) pasaba 15 minutos frente al Santísimo todos los días antes de ir a la escuela y eso le ayudó a fortalecer su fe, especialmente durante los años desafiantes de la adolescencia.

Con mi esposa, estuvimos educando a nuestros hijos en casa por varios años, y ahora que a mi hija más pequeña le toca entrar a la secundaria la pusimos en una escuela católica a 20 minutos de casa. Será muy emocionante y especial volver a revivir nuestras rutinas de conversación y oración camino a la escuela.


Silvio Cuéllar es escritor, compositor de música litúrgica y periodista. Fue coordinador de la oficina del Ministerio Hispano y editor del periódico El Católico de Rhode Island en la Diócesis de Providence.

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