El Triduo Pascual nos acerca al Señor, compartiendo su pasión, muerte y resurrección

Cada año, la Iglesia nos brinda la oportunidad de compartir la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo a través de la celebración de las liturgias del Jueves Santo, Viernes Santo y la Pascua. Como nos recuerda el Papa Francisco, este es “un tiempo de gracia” para nosotros, un tiempo para acercarnos más a Dios y a los demás experimentando en oración los poderosos momentos de los últimos días de Cristo en la Tierra.

¿Cómo podemos ser indiferentes al sufrimiento y a la muerte de Cristo si participamos en su Última Cena; si compartimos su agonía en el huerto; si lo vemos azotado, escarnecido y coronado de espinas; si presenciamos su condena por parte de la autoridad religiosa y política; si caminamos con Él por el Vía Crucis; si estamos ante el Crucificado mientras pronuncia sus últimas palabras; y si ayudamos a su madre y a unos pocos amigos fieles a depositarlo en el sepulcro? ¿Cómo podemos abandonarle—como hicieron Pedro y la mayoría de los otros—cuando sabemos que resucitará al tercer día?

El Triduo Pascual es una experiencia litúrgica que va del dolor profundo a la alegría intensa. ¿Por qué nos hacemos pasar por esto cada año? ¿Por qué revivir experiencias insoportablemente dolorosas—y vergonzosas—para todos? ¿Por qué recrear la infidelidad de los discípulos y su incapacidad para comprender que Jesús tenía que resucitar de entre los muertos (Jn 20, 1-9)?

El Papa Francisco dice que hacemos estas cosas para romper nuestra indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios. Observamos la disciplina de la Cuaresma, y celebramos los grandes misterios del Triduo Pascual, para “turbar nuestra conciencia”. Necesitamos este tiempo de renovación interior y de despertar, dice el Santo Padre, “no sea que nos volvamos indiferentes y nos encerremos en nosotros mismos”.

San Alfonso de Ligorio, fundador de mi comunidad religiosa, la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), compuso una serie de oraciones para el Vía Crucis— una popular devoción cuaresmal.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Joseph Tobin

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