Pastoral y práctico: Francisco busca sanación, una política estricta en contra del abuso


CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — El Papa Francisco ha mostrado dos imágenes recurrentes en la última década: la del buen pastor que busca a la oveja perdida, y que da su vida para defenderla y salvarla; y la del buen samaritano, que no se desentiende, se compadece, no juzga al viajero herido, sino que lo ayuda sin pedir nada a cambio.

“Dios piensa como el samaritano” y “Dios piensa como el pastor”, expresó el Santo Padre en su primera audiencia general el 27 de marzo de 2013, llamando a todos a entrar “más profundamente en la lógica de Dios” en su vida diaria

Es esta misma “lógica” del amor y la protección de Dios que el Papa Francisco ha utilizado para enfrentar la crisis de abusos en la Iglesia Católica.

“El sello distintivo” del papa es la forma en que escucha a los sobrevivientes y comprende “cuán profundas son las heridas”, expresó el Padre Jesuita Hans Zollner, un destacado experto en salvaguardia y miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores desde su creación en 2014.

“Él no se escapa, más bien, escucha atentamente” con gran empatía, y se reúne regularmente con los sobrevivientes en privado, reveló el Padre Zollner a Catholic News Service. “Él es un modelo para cada (persona) dentro de la iglesia y especialmente para aquellos que ejercen autoridad”.

Esto nos muestra su deseo de que la iglesia sea un hospital de campaña, dijo a CNS el Diácono Bernie Nojadera, director ejecutivo de la Secretaría para la Protección de Niños y Jóvenes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.

“Él practicó la humildad y fue capaz de pedir perdón cuando se equivocó”, dijo Nojadera. “Él ha pedido ayuda y ha buscado el consejo de nuestras hermanas y hermanos que han sido lastimados, acosados sexualmente, o abusados por la Iglesia y sus miembros”.

El Sumo Pontífice ha insistido en que al reunirse personalmente con los sobrevivientes y aprender a “llorar” con ellos, los líderes comprenderán toda la gravedad del abuso y, por lo tanto, querrán ayudar a los heridos, erradicar el mal, y reparar el daño.

Esta es la hoja de ruta para la acción que delineó claramente en su homilía en la Misa celebrada en su residencia con un grupo de víctimas de abuso sexual por parte del clero en 2014.

El Señor le dice a Pedro: “‘Vuelve y apacienta a mis ovejas’, y yo agregaría, ‘no dejes que ningún lobo entre en el redil'”, dijo el papa, pidiendo “la gracia para llorar, la gracia para que la iglesia llore y repare por sus hijos e hijas que traicionaron su misión, y que abusaron de personas inocentes”.

En esa homilía, el Papa Francisco calificó el abuso sexual de menores no solo como un pecado grave, sino como un “crimen” tan “despreciable” que es similar a “un culto sacrílego”. Prometió “tolerancia cero”, señalando que “no hay lugar en el ministerio de la iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño hecho a un menor por parte de ningún individuo”.

Los obispos deben promover la protección de los menores “y ser los responsables”, advirtió, cumpliendo su promesa cinco años más tarde con “Vos Estis Lux Mundi”, donde revisó y aclaró las normas y procedimientos para responsabilizar a los obispos y superiores religiosos.

El Papa Francisco ha construido sobre los cimientos dejados por su predecesor, el Papa Benedicto XVI, expresó el Padre Zollner, director del Instituto de Antropología: Estudios Interdisciplinarios sobre la Dignidad y el Cuidado Humano de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

El Papa Francisco puso el problema del abuso y la necesidad de proteger a los más vulnerables “en la agenda de la iglesia global”, dijo el Padre Zollner. Fue un aspecto que recalcó cuando convocó una cumbre en 2019 con los presidentes de las conferencias episcopales, representantes de órdenes religiosas, y jefes de oficinas del Vaticano, exigiendo acciones concretas de todos.

Mark Joseph Williams, sobreviviente de abuso sexual por parte del clero, quien se desempeña como asesor especial del Cardenal Joseph W. Tobin de Newark, Nueva Jersey, manifestó a CNS que el papa es “un hombre de misericordia y le ha mostrado a la iglesia global por qué es tan importante escuchar las voces de las víctimas/ sobrevivientes”.

“Ciertamente, el camino del sínodo sobre la sinodalidad promete mucho para abrazar a aquellos tan heridos por la iglesia”, acotó, y, al mismo tiempo, “darse cuenta de que esta misma iglesia, que falló a tantos, incluyéndome a mí, puede ser el refugio para la sanación, un lugar para una mayor prevención, un santuario para la justicia sostenida”.

El Padre Zollner señaló que el Papa Francisco “ha cambiado la ley de la iglesia más que sus predecesores” en lo que respecta al abuso.

Su motu proprio de 2016, “Como una madre amorosa”, amplió el derecho canónico que permite la destitución de obispos y superiores por negligencia grave o “falta de diligencia” en el ejercicio de su cargo, en particular en lo que respecta al abuso sexual de menores de edad.

Este documento, junto con “Vos Estis Lux Mundi”, pretende corregir la falta de claridad en los procedimientos para investigar la forma en que un obispo o superior religioso cumple con las normas, expresando claramente las consecuencias del incumplimiento o el encubrimiento.

El Santo Padre también exoneró de la obligación de secreto para quienes denuncien haber sido abusados sexualmente por un sacerdote y para quienes testifiquen en un juicio o proceso eclesiástico que tenga que ver con abuso sexual clerical. Si bien los funcionarios del Vaticano aún están obligados a mantener la confidencialidad, el cambio elimina un posible conflicto con las leyes civiles, incluyendo la notificación obligatoria, y con el cumplimiento de las órdenes de los tribunales civiles, como entregar documentos considerados como potencial evidencia.

Abolir el secreto pontificio en casos de violencia sexual y abuso de menores por parte del clero fue un cambio fundamental, expresó el Padre Zollner, porque reafirmó “que la ley estatal debe ser respetada y cumplida independientemente de lo que la iglesia piense y haga” con respecto a sus propias leyes.

“El Papa Francisco ha movido montañas en lo que respecta a la crisis de abuso del clero en toda la iglesia”, manifestó Williams. “He sentido personalmente su bálsamo curativo en palabra y obra”.

“Aún queda mucho por hacer”, dijo el Padre Zollner.

Las leyes y las pautas por sí solas no cambian los hábitos y las mentalidades, dijo. “Necesitamos formar una nueva generación de líderes en la iglesia” para que la vieja “cultura del silencio” sea reemplazada por una cultura de sanación y salvaguarda.

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