Mientras el huracán golpea a Puerto Rico esta semana, los católicos siguen esperando las reparaciones desde hace cinco años

Los huracanes María e Irma azotaron uno tras otro a Puerto Rico hace cinco años haciendo daño a más de 1,000 escuelas, iglesias e instalaciones católicas. La mayoría de estas propiedades aún no habían sido reparadas cuando el huracán Fiona azotó a Puerto Rico esta semana, dejando aún más destrucción.

El diácono Asterio Velasco, Director del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Newark, fue uno de los 20 líderes eclesiales invitados por Catholic Extension – una organización benéfica nacional que apoya y fortalece a las diócesis misioneras pobres en los Estados Unidos-, a visitar Puerto Rico este verano para ayudar a las comunidades que aún están luchando con su recuperación de los huracanes y de los terremotos del 2020.

Para el diácono Asterio, fue una especie de regreso a casa. Aunque nació en Valladolid, España, de joven se trasladó a Puerto Rico donde, además de estudiar, trabajó en la pastoral salesiana “entre los más humildes del barrio de Cantera en Santurce”.

El diácono Asterio habla con un feligrés de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, antes de que se celebrara la misa bajo una lona montada afuera de una iglesia dañada por el huracán, que aún espera reparaciones. (Especial Catholic Extension/Juan Guajardo)


Aunque el diácono Asterio había vivido y servido en uno de los vecindarios más pobres de Puerto Rico, dijo que se sorprendió cuando asistió al viaje de inmersión de la misión a las diócesis de Puerto Rico y vio, de primera mano, los daños del huracán cinco años después de que María pasara por allí. Sin embargo, lo conmovió principalmente la resiliencia de las personas que con “gran corazón y alegría”, han esperado pacientemente a que se reconstruyan sus iglesias y las instalaciones necesarias para su misión.

“Vimos edificios destruidos, como la iglesia de la Inmaculada Concepción en Guayanilla, con paredes caídas y campanas en el suelo, el altar cubierto con una lona y una plancha de madera, y las decoraciones navideñas todavía esparcidas por el suelo como quedaron el 7 de enero de 2020”, dijo el diácono Asterio.

Pero junto a la iglesia en ruinas hay una iglesia improvisada con el altar y las sillas bajo una lona, donde se reune una comunidad que espera volver a celebrar la Eucaristía en su iglesia centenaria.

“Me impresionó que después de tanto tiempo, los fieles siguen asistiendo a misa bajo la lona, esperando que se reconstruya su iglesia”, dijo el diácono Asterio.

Ahora está preocupado por el daño que Fiona le ha causado al pueblo de Puerto Rico.

“En los últimos días todos hemos podido ver en las pantallas de televisión las imágenes de la devastación que causó el huracán Fiona en Puerto Rico. Las grandes inundaciones han hecho mucho daño y han dejado a gran parte de la isla sin electricidad y sin servicio de agua. Lamentablemente, son imágenes que se han repetido en los últimos años en la isla”, dijo el martes el diácono Asterio.

Los viajes misioneros de Catholic Extension se financian a través de Lilly Endowment y tienen como objetivo, ampliar los horizontes de los líderes de la iglesia a través de enriquecedoras experiencias de aprendizaje de las actividades misioneras de la Iglesia.

Durante su visita de tres días, el Diácono Asterio también sirvió en la Misa celebrada en la Parroquia Protomártires de la Inmaculada Concepción en Aguada, donde cinco frailes fueron martirizados en el siglo XVI, y visitó  en Arecibo a niños en el Hogar Infantil Santa Teresita del Niño Jesús, construido por Catholic Extension.

En agosto, salieron las primeras ofertas de construcción para 30 de casi 1,000 instalaciones católicas que se reconstruirán en Puerto Rico a través del programa de recuperación multidiocesano de Catholic Extension, según Joe Boland, vicepresidente de misiones de Catholic Extension. El programa recibió $90 millones para remediar los daños causados por el terremoto y el huracán y $50 millones adicionales para construir iglesias con estructuras más resistentes para soportar la próxima tormenta.

Boland dijo que la demora en la financiación y la reconstrucción se debió a muchos factores, principalmente “retrasos burocráticos por parte de varias agencias gubernamentales involucradas” y el cierre por la pandemia. Muchas iglesias también son edificios históricos, algunos de hasta 500 años de antigüedad, lo que requiere más supervisión.

“Pero esperamos que la paciencia y la perseverancia de muchos de nuestros párrocos, obispos y socios comiencen a ser recompensadas, a medida que se comiencen a reconstruir los edificios de las iglesias y el gobierno continúe con la obligación de financiar más iglesias dañadas”, dijo Boland antes de que Fiona golpeara la isla.

Dijo esto el 19 de septiembre, cuando apenas estaban comenzando a evaluar la situación de Fiona.

Si el presidente Biden declara zona de desastre natural y autoriza fondos, el equipo de recuperación de Catholic Extension trabajará con FEMA para identificar los daños causados por el huracán Fiona a propiedades católicas que pueden ser elegibles para financiar la reparación bajo su programa de Asistencia Pública. Si FEMA otorgó fondos previamente para reparar las instalaciones de la iglesia dañadas por el huracán María o los terremotos, pero las reparaciones no se terminaron, entonces se pueden incluir dentro del proceso de FEMA para identificar nuevos daños y financiar reparaciones adicionales, dijo Boland.

“Esta última tormenta solo destaca la urgencia y la necesidad de los esfuerzos de recuperación de Catholic Extension para construir una Iglesia puertorriqueña más resistente que pueda ayudar a albergar, servir y consolar a los pobres y vulnerables durante futuros desastres naturales”, dijo Boland.

El diácono Asterio dijo que la Arquidiócesis de Newark tiene 85 parroquias con ministerio en español. Considera su misión ayudar en la comunicación y colaborar en la formación. Jersey Catholic se sentó con el diácono Asterio para preguntarle más sobre su viaje.

JC: ¿Qué te llevó al viaje de Catholic Extension a Puerto Rico? ¿Conocías su trabajo?

Diácono Asterio: Recibí la invitación de Catholic Extension para participar junto con otras 20 personas de diferentes diócesis de los Estados Unidos. Solo había escuchado que Catholic Extension era una sociedad que ayudaba a las diócesis necesitadas, pero no tenía idea de qué se trataba. La invitación era para un viaje de tres días a Puerto Rico, isla a la que estoy ligado desde joven porque pasé unos años trabajando con los Salesianos de San Juan Bosco en el barrio de Cantera, un barrio muy humilde lleno de desafíos en el área metropolitana de San Juan. Pero no tenía idea de lo que hace la Catholic Extension en la isla.

JC: ¿Cuál fue la relevancia de tu viaje?

Diácono Asterio: Este viaje me abrió los ojos a una realidad desconocida para mí. Definitivamente fue hermoso, especialmente al ver cómo hay católicos que están dispuestos a ayudar a sus hermanos y hermanas en tiempos de dificultad para que sus comunidades se mantengan y puedan florecer. El propósito del viaje fue darnos a conocer la realidad que enfrentan muchas comunidades católicas puertorriqueñas y la forma en que Catholic Extension las ayuda. Y demostrarnos que, en medio de los desafíos materiales que enfrenta, el pueblo puertorriqueño es un pueblo que mantiene la esperanza y la alegría porque es un pueblo de mucha fe que manifiesta un gran amor por nuestra Madre, Nuestra Señora de la Divina Providencia.

JC: Además de visitar partes destruidas de Puerto Rico e iglesias que necesitan reconstrucción, ¿qué hiciste mientras estuviste en Puerto Rico?

Diácono Asterio: El viaje estuvo lleno de ricas experiencias, considerando el poco tiempo. La celebración de la Eucaristía en la parroquia Protomártires de la Inmaculada Concepción en Aguada fue una experiencia increíble. Llegamos en medio de una verdadera tormenta que nos empapó a todos. Una iglesia fundada por los franciscanos a principios del siglo XVI. Esos frailes fundadores fueron martirizados, los primeros en dar su vida por la fe católica en América del Norte. Dentro de la iglesia moderna se encuentran las ruinas de la iglesia original. Fue una experiencia increíble participar de la Eucaristía, apoyando mi brazo sobre piedras centenarias, testigos de tanta fe.

La visita a las iglesias en ruinas y necesitadas de ayuda se complementó con visitas a ministerios católicos que, en medio de las necesidades materiales, realizan auténticos milagros en la vida cotidiana de su pueblo. Como el Kid’s Camp que las Hermanas Dominicas de Fátima -una congregación puertorriqueña- tienen en Guánica, donde el evangelio llega a los más pequeños en un ambiente de alegría y buen humor, o el Hogar Infantil Santa Teresita del Niño Jesús. Catholic Extension ha proporcionado los fondos para construir el edificio de este Hogar en Arecibo. Nos reunimos con los niños que están allí ahora mismo. Todos los niños han sufrido abusos. Su sufrimiento ha sido lo peor de lo peor. Se nos presentaron uno por uno. Uno de los niños tenía el mismo nombre y la misma edad que uno de mis nietos. Me emocioné al escucharlo. Jugamos con ellos un rato.

JC: ¿Cómo estuvo conectado tu trabajo allí con tu trabajo en la Arquidiócesis? ¿Qué aspectos de tu trabajo aquí pudiste compartir en Puerto Rico?

Diácono Asterio: Este viaje abrió una nueva perspectiva al trabajo que realiza Catholic Extension –una organización católica– tanto en Puerto Rico como en muchas diócesis con grandes necesidades económicas en los Estados Unidos.

Compartí mis experiencias en las conversaciones que tuvimos, pero era más el momento de aprender. Ver y escuchar. Y estar abiertos al Espíritu. Todo el viaje fue como un retiro espiritual para mí.

JC: ¿Qué aprendiste en Puerto Rico?

Diácono Asterio: Cada comunidad tiene sus propias características, con sus dones y desafíos. En este viaje a Puerto Rico comprobé la resiliencia de un pueblo que ha sido golpeado por diferentes circunstancias pero que se mantiene fiel a su fe. Un pueblo con una increíble devoción a la Virgen. Y un pueblo lleno de alegría.


Fotografía: Se muestra a los participantes en el viaje de inmersión organizado por Catholic Extension a las diócesis de Puerto Rico visitando la iglesia de la Inmaculada Concepción en Guayanilla el 15 de junio, aún con los daños sufridos por el terremoto que sacudió la isla hace dos años. (Cortesía de Catholic Extension/Juan Guajardo)

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