María Magdalena: Primera testigo y apóstol del Resucitado

Mis Queridas Hermanas y Hermanos en Cristo,

Cristo ha resucitado; ¡Verdaderamente ha resucitado!

Cuando comenzamos nuestra celebración de Pascua hace tres semanas, el Evangelio de San Juan (Jn 20:1-8) relató el siguiente acontecimiento notable:

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada, Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: ¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto!

Y salieron Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró.

Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. El también vio allí las vendas; además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte.  Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar.

Luego aquellos discípulos regresaron a su casa. María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

Apenas dicho esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.

Jesús entonces le dijo: ¡María! Ella se volvió y le dijo en hebreo: ¡Rabuni! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre; pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.

La primera persona en descubrir que la tumba estaba vacía fue María Magdalena. Pedro y el discípulo a quien Jesús amaba fueron los primeros en inspeccionar esta tumba vacía, pero no fueron los primeros en encontrarse con Jesús resucitado. Ese honor, nos dice San Juan, estaba reservado para María Magdalena.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Joseph Tobin

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