La verdad, la justicia y la misericordia son esenciales para construir la paz

La encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti (Sobre la Amistad Social) se publicó hace casi dos años en Asís, el 3 de octubre del 2020, en la Vigilia de la Festividad de San Francisco. Es una visión profética para todas las personas que desean seriamente construir una paz duradera.

La paz es algo que nunca podemos dar por sentado. No se establece “de una vez y por todas”, sino que debe construirse continuamente en cada tiempo y lugar a través del arduo trabajo y la oración de las personas que la anhelan. La paz es producto del perdón y del respeto a los derechos fundamentales y a la dignidad de todos. No es simplemente la ausencia de conflicto o guerra, sino es la presencia proactiva de un estado mental que promueve el compañerismo, la armonía y la corresponsabilidad entre diversos pueblos y culturas.

La paz no significa que todos los desacuerdos y diferencias hayan sido eliminados. Como dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti, la paz no es “diplomacia vacía, disimulo, doble discurso, agendas ocultas y buenos modales que enmascaran la realidad”. La paz genuina viene cuando somos capaces de enfrentar las duras verdades sobre cada uno y nuestro mundo. La paz requiere que enfrentemos a nuestros enemigos, no con odio o deseo de venganza, sino con la voluntad de resolver nuestros graves problemas en un esfuerzo por encontrar un terreno común y lograr el bien común.

“Aquellos que han estado duramente enfrentados tienen que conversar desde la verdad, clara y desnuda”, dice el Papa. “Tienen que aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones”. Construimos la paz no olvidando o ignorando el pasado, sino recordándolo de una manera productiva. El Papa Francisco llama a esto una “memoria penitencial”, lo que implica recordar con un profundo dolor por nuestros propios pecados y con una voluntad de perdonar a aquellos que han pecado contra nosotros.

Mis reflexiones en Regresar a la Gracia incluyeron algunas historias personales, algunos pensamientos compartidos con nosotros por el Papa Francisco durante este tiempo de pandemia, algunas ideas sobre el tercer mandamiento—santificar el Día del Señor y, lo más importante, algunas reflexiones sobre el maravilloso misterio del don misericordioso de Cristo de Su Cuerpo y Sangre generosamente entregado a nosotros en la Sagrada Eucaristía.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Joseph Tobin.

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