Gaudete in Domino semper (¡Alégrense siempre en el Señor!)

Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo,

El domingo 17 de diciembre es el Domingo de Gaudete. Es un día a mitad del tiempo de Adviento en el que estamos llamados a estar especialmente alegres porque el Señor está cerca.

En la segunda lectura del Domingo de Gaudete (1 Tes 5,16-24), San Pablo amonesta a los tesalonicenses (y a todos nosotros) con estas palabras:

Hermanos y hermanas: Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús. No apaguen el fuego del Espíritu.

Los discípulos de Jesucristo deben estar siempre alegres — incluso en tiempos difíciles y desafiantes —, pero nuestra anticipación del regreso de Cristo en Navidad, y al final de los tiempos, nos obliga a cantar nuestra alegría de una manera especial.

La alegría es contagiosa. No podemos ganárnosla. Tenemos que “contagiarnos de ella” mediante el contacto personal con otras personas que están alegres. Esta es la obra del Espíritu Santo, que difunde la alegría entre aquellos cuyos corazones están abiertos al amor y a la bondad de Dios.

El Papa Francisco nos dice que el encuentro personal con Jesucristo es la fuente de toda alegría cristiana. Pero el camino hacia la alegría no es fácil. Requiere que nos enfrentemos a nosotros mismos y a nuestros defectos, y que superemos muchos obstáculos a lo largo del camino.

La tristeza y la decepción son un hecho de la vida. Nuestras “heridas” emocionales, físicas e incluso espirituales no pueden enterrarse ni ignorarse. Hay que sufrirlas. Sólo por el camino de la cruz podemos participar en la alegría de la resurrección.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Joseph Tobin

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