Cardenal Tobin: Nuestro viaje cuaresmal, una peregrinación de esperanza

Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo,

El tema del Año Jubilar 2025 es “Peregrinos de la Esperanza”. Las peregrinaciones son tan antiguas como el judaísmo y el cristianismo (y muchas otras tradiciones religiosas). San Lucas nos cuenta que la Sagrada Familia (Jesús, María y José) peregrinaba anualmente de Nazaret a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua.

El Papa Benedicto XVI escribe en Jesús de Nazaret: La Infancia de Jesús que el significado más profundo de estas peregrinaciones anuales para el pueblo judío era la poderosa afirmación de que Israel era “el pueblo peregrino de Dios, siempre en camino hacia su Dios y recibiendo su identidad y unidad del encuentro con Dios en el único Templo. La Sagrada Familia ocupa su lugar dentro de esta gran comunidad peregrina en su camino hacia el Templo y hacia Dios”.

En su Bula de Convocación del Año Jubilar 2025, titulada Spes non confundit (La esperanza no defrauda), el Papa Francisco aborda con cierto detalle la virtud de la esperanza.

El Papa se centra en el tema de la esperanza como mensaje central de su papado. (Su autobiografía, recientemente publicada, se titula “Esperanza”). El Papa Francisco insta a los creyentes a aprovechar este Año Santo como un momento para renovar su esperanza en Dios en medio de los desafíos globales, destacando especialmente la necesidad de paz y de hacer frente al sufrimiento a través de la diplomacia y la acción social. El Santo Padre nos llama a todos a ser “Peregrinos de la Esperanza” que trabajan activamente por un futuro mejor comprometiéndose con los signos de esperanza presentes en el mundo, incluso en tiempos difíciles.

Todos sabemos lo que significa la esperanza en nuestras vidas. Incluso cuando está ausente, la anhelamos porque sabemos intuitivamente que sin esperanza todo está perdido. En el corazón de cada persona, la esperanza se revela como el deseo y la expectativa de cosas buenas por venir, a pesar de que no sabemos lo que nos deparará el futuro. No podemos saber con certeza lo que sucederá, pero siempre tenemos esperanza, incluso en las circunstancias más difíciles.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Tobin.

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