Abrazar la llamada misionera del Papa Francisco para llegar a las periferias
Mis Queridas Hermanas y Hermanos en Cristo,
Si me hubiesen dicho cuando me ordené sacerdote, el 1 de junio de 1978, que 32 años más tarde sería ordenado obispo, les habría asegurado que eso nunca ocurriría. No importaban mis sentimientos de inadecuación (ya me costaba bastante sentirme preparado para servir como sacerdote), yo era miembro de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), y creía que mi vocación era ser misionero. Lo que no sabía entonces era que todos nosotros, incluidos los obispos, estamos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo, nuestro Redentor. Y, de hecho, la Iglesia necesita obispos que sean muy conscientes de su papel de misioneros.
Desde antes de ser elegido Papa, hace más de 11 años, el Papa Francisco ha estado instando a la Iglesia, que somos todos nosotros, a “salir de nosotros mismos e ir hacia las periferias”. En otras palabras, el Santo Padre nos desafía a todos—obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos consagrados y fieles laicos—a reconocer nuestros respectivos papeles como discípulos misioneros que anuncian el Evangelio hasta los confines de la tierra, incluidas las “periferias”.
¿Dónde encontramos la periferia? Abordé esta cuestión en un boletín reciente (15 de marzo de 2024). Esto es lo que escribí entonces:
El Papa Francisco se refiere a aquellas áreas que contienen personas que son marginados sociales, en los “márgenes” de la aceptabilidad social, como siendo “la periferia”. El Papa nos exhorta a salir de nuestras zonas de confort (otra de las expresiones frecuentes del Papa Francisco) y a abrir nuestros corazones a los demás, especialmente a aquellos que han sido rechazados por la sociedad.
En los Evangelios, los samaritanos están claramente “en la periferia” de la sociedad judía. También lo están los leprosos y los que cometen pecados como el adulterio.
Como leemos en el Evangelio de San Mateo, “Mientras Jesús estaba a la mesa en casa [de Leví/Mateo], un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a sus discípulos, ‘¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?’ Al oír esto, Jesús les dijo, ‘No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios, “Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores”‘ (Mt 9, 10-13).
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