Cardenal Tobin: El Vía Crucis

Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo,

Hace cinco años, durante la Semana Santa de 2020, ofrecí las reflexiones que figuran a continuación como una forma de rezar el Vía Crucis en respuesta a la pandemia de coronavirus que causó tanto sufrimiento y muerte y que angustió y atemorizó a millones de personas. Gracias a Dios, los efectos inmediatos de esta pandemia han quedado atrás, pero muchos de nuestros hermanos y hermanas siguen sufriendo penurias económicas, aislamiento, racismo, injusticia y los horrores de la guerra. He dejado las referencias a la pandemia (Coronavirus 19) tal como fueron escritas originalmente, pero les invito a leerlas en el contexto de todos los males que estamos viviendo en el mundo actual.

El Vía Crucis es un viaje que hacemos con Jesús como pueblo peregrino. Al compartir el sufrimiento y la muerte de Cristo como Peregrinos de la Esperanza en este Año Jubilar, afirmamos nuestra cercanía a Él y a todos nuestros hermanos y hermanas del mundo entero.

San Alfonso de Ligorio, que fundó mi comunidad religiosa, la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas) en Italia en 1732, escribió una serie de meditaciones sobre el Vía Crucis. Las meditaciones y oraciones de San Alfonso son fuente de consuelo y esperanza para todos los que las leen, especialmente en tiempos difíciles como los actuales. Esta versión popular de la antigua devoción cristiana al Vía Crucis, que he adaptado para nuestros propósitos de hoy, se sigue utilizando en muchos lugares del mundo.

Continúe leyendo el último boletín del Cardenal Tobin.

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