Diáconos hispanos de nuestra Arquidiócesis celebran un aniversario especial

Era el pasado domingo, día 18 de junio, Día del Padre. En la misa dominical de la comunidad hispana de la Catedral Basílica del Sagrado Corazón de Newark quince diáconos celebraron un aniversario especial de su ordenación al diaconado. Algunos de los presentes fueron ordenados hace veinticinco años, otros hace veinte.

La Catedral estaba llena de los feligreses que participaban, como cada domingo, en la Eucaristía de las 10 de la mañana en español. También estaban los familiares, venidos de cerca y de lejos. Porque algunos de estos diáconos en algún momento marcharon con su familia a lugares más cálidos como la Florida o Georgia, donde continúan sirviendo a su comunidad hispana.

Con expresión de alegría y agradecimiento en sus rostros iniciaron la procesión de entrada, seguidos de algunos sacerdotes y del Arzobispo de Newark, el Cardenal Joseph Tobin, que presidió la Eucaristía. Sonrisas a derecha e izquierda al encontrarse con caras conocidas en la asamblea, que reconocían la labor que estos hombres realizan a diario en las parroquias de la Arquidiócesis.

Servicio. Esa fue la palabra que salió con más frecuencia de los labios de estos hombres que con la estola cruzada sobre el pecho sirven al altar, o en los campos más diversos donde hay hermanos necesitados. Agradecidos por la llamada recibida del Señor y la oportunidad de haber podido hacer los servicios más variados durante todos estos años. “Servir al Señor y a su Pueblo durante estos 25 años ha sido un privilegio y una bendición. También para mi familia, que ha sido transformada”, nos diría el diácono Frank González, que durante todos estos años ha servido en la parroquia de San Pablo Apóstol en Jersey City.

Eucaristía solemne, celebrativa con palabras del Cardenal Tobin que pusieron en contexto para todos los presentes la misión que, como bautizados, estamos llamados a llevar a cabo en esta Iglesia sinodal. Finalizó diciendo que debemos ser “una Iglesia de personas felices, portadores de una misericordia y una fidelidad que ha de llegar a todas las generaciones.”

El Cardenal hizo mención especial a las esposas y a las familias de los diáconos, expresándoles su agradecimiento porque durante todos esos años han acompañado el ministerio de sus esposos con su apoyo incondicional.

Fue un día, sin duda, especialísimo para estos diáconos y para sus familias. “Una celebración única y un Día del Padre fuera de serie”, decía el diácono Ricardo Flores de la parroquia de San José y San Miguel en Union City.  

Se respiraba agradecimiento para todos. “Estos veinte años de diaconado han sido el milagro de vida más grande que el Señor me ha dado. Estoy agradecido a Él por haberme llamado y a mi esposa por su apoyo constante”, nos decía el diácono Cecilio Polanco, de la parroquia de St. Michael en Newark.

Para Jesús Aristy, de la parroquia de Saint Michael en Palisades Park, “este ministerio me ha ayudado a ver la bondad de Dios a mi alrededor, con tantas personas que me han tocado mi vida.”

Al final de la misa, en el mismo presbiterio al que hace veinticinco o veinte años habían subido al escuchar su nombre para ser ordenados como diáconos para la Arquidiócesis de Newark, recibieron la bendición especial del Cardenal Tobin, que reconoció la labor desarrollada por ellos y les animó a continuar siendo fieles a su misión.

Fotos Julio Eduardo Herrera

Diáconos hispanos que este año celebran su 25º o 20º aniversario de ordenación, acompañados por el Cardenal Joseph Tobin, Arzobispo de Newark, que presidió la Eucaristía.


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